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martes, 14 de febrero de 2012

Ambición

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Ya entonces [...] comprendía que la muerte era, en el peor de los casos, algo que les sucede a los demás.  Y es difícil soportarlo.

[...]Lo que quiero decir, ¿sabe?, es que la muerte se suele malinterpretar. La pérdida de la propia vida no es la peor pérdida posible. Tal vez lo sea para los demás, pero no para uno mismo. Desde la perspectiva de la propia persona, lo que pasa es que las experiencias simplemente se detienen.

[...]el tiempo. Ése es el verdadero demonio: nos atiza con el látigo para que sigamos moviéndonos cuando nos gustaría no hacer nada. Y así, el presente pasa junto a nosotros a toda velocidad, imposible de aprehender, y todo se vuelve de repente pasado. [...] Disfrutamos de una ilusión de continuidad y la llamamos memoria, lo que quizás explique por qué nuestro peor miedo no es el fin de la vida, sino el fin de los recuerdos. [...] La personalidad muere constantemente, y eso nos proporciona un sentimiento de continuidad. Mientras tanto, la muerte, algo que no podemos vivir, nos produce pánico. Sin embargo, ese miedo ilógico es el motivo de nuestras vidas. Nos masacramos entre nosotros y nos mutilamos a nosotros mismos para obtener la victoria y la fama, como si éstas pudieran engañar a la mortalidad y prolongar de algún modo nuestra existencia.

[...] Le estoy diciendo que la ambición es absurda. [...] por muchos que sean mis logros, el mundo sigue adelante, con impertinencia, con indiferencia. [...] Es así: no hay ninguna otra cosa, en ninguna civilización, que haya sido tan productiva como la absurda ambición. Sean cuales sean sus males,  no hay nada que haya creado más cosas. Catedrales, sonatas, enciclopedias: no era el amor a Dios lo que había tras ellas, ni el amor a la vida, sino el amor del hombre a ser adorado por el hombre.

Los imperfeccionistas, Tom Rachman.

Ayer empecé uno de los tantos libros que se me acumulan. Éste es uno de los que tengo este nuevo cuatrimestre en la universidad y, aunque no llevo más que dos capítulos, me atrevo ya a recomendarlo desde aquí. La obra de ficción de Rachman explica parte de la vida de los diferentes trabajadores de un periódico italiano. Cada capítulo cuenta la de uno de ellos, y en estos dos primeros que llevo ya he observado el choque de las nuevas tecnologías con los viejos periodistas, el tratamiento de fuentes y como no han de ser usadas, las luchas por ascender o la realización de entrevistas.

Este fragmento está extraído de una de las entrevistas. Iba leyéndolo por la calle -soy una de esas locas que lee mientras anda por la calle, aun a riesgo de atropello - y al llegar a esta parte no pude estar más de acuerdo. Dicen que el amor mueve el mundo, pero es en realidad la ambición la que lo hace. La ambición por ser recordados.

4 comentarios:

  1. "... el amor del hombre a ser adorado por el hombre."

    Grandísima frase, me la quedo, así como todo el texto (también estoy totalmente de acuerdo sobre el fragmento de la muerte).

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    1. Me impactó mucho este fragmento. La verdad es que ya me he acabado el libro y me ha encantado. Para recomendar, sin duda alguna.

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  2. El curso pasado mandaron éste (entre otros) para documentación en una lista. Yo cogí otros, pero luego, al oír que gustó, me picó la curiosidad y lo leí y realmente es muy bueno.
    Tiene cosas tan ciertas :)

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    1. Este año no han dado opciones, los que han nombrado son los que tenemos que leer, pero este en concreto no me ha importado para nada dedicarle unas horas.

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