Este viernes por la tarde tuve la oportunidad de disfrutar de una película dentro de
Antroposcopio, el ciclo de cine antropológico de la
Universidad Miguel Hernández, que, pese a que no me ha contado nada que no supiera, me ha hecho ser más
consciente de la situación a la que podemos llegar en España. La película, por cierto, es
Bamako. En ella, la sociedad civil de Malí acusa al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional de los males de África.
No, España, por mucho que ciertos países de Europa se empeñen en vernos así, no es África. Ni es como África. España tuvo la suerte de no sufrir la
colonización y descolonización. Tuvo suerte de poder desarrollarse, por poco que fuera, antes de que le colgaran una
deuda escandalosa imposible de pagar. Estuvo inmersa jugando dentro del
capitalismo salvaje, jugando con un fuego con el que sabíamos que podíamos quemarnos.
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