Por lo menos como éste

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No suelo hacer estas cosas en estas fechas - me gusta hacerlo más en Hogueras de San Juan, allá por junio -, pero haré un excepción este año y haré un repaso a lo que ha significado 2011, ya que éste ha sido un año bastante intenso. Aunque no tanto como el anterior: ¿quién supera el primer "trabajo", el primer viaje en avión, la primera escapada sin padres o dos conciertos de Muse?

Este año empezó con exámenes, como empezará 2012 y como sospecho que van a empezar los años de aquí a dos o tres años más. Pero fueron especiales, porque fueron los primeros en la universidad, con unas materias que no terminaban de convencerme del todo, pero que... bueno, hay que superar para que te den el papelito. 

Pero para nada los exámenes fueron la prueba dura de este año. Lo más duro del año fue organizar junto a mis compañeros de AYDE el festival Tombamurs. Creo que ha sido lo más estresante de toda mi vida. Pero también una de las cosas que más satisfecha me han dejado, por el trabajo bien hecho y por saber por qué lo hacíamos. 

2011 fue el año de mi surgimiento en Twitter, concretamente el 3 de enero. Y no lo digo porque esté enganchadísima, que también, sino porque a través de esta red social un tanto diferente he conocido a personitas maravillosas que merecen ser mencionadas aquí. Entre ellos: Raquel, Salu, Álvaro, Álex y, sobre todo, Alberto. Muchos otros, pero ellos los que más. 

No sé si darle las gracias a Buenafuente por aquel retweet que hizo que Álvaro llegara hasta mí, a mi subconsciente de aquel día por soñar con Muse, al destino o al azar, o a que cada mañana lo primero que haga sea, si me acuerdo de lo que sueño - y es decente - twittearlo con celeridad. Y sobre todo, a la bendita casualidad de que a todos el mismo día nos diera por comer macarrones, lo que hizo aparecer el #macarronteam. 

No ha sido este un año en el que pueda quejarme demasiado de mis amigos. Y ahora ya hablo de aquellos de los que puedo colgarme del cuello, hacerles cosquillas y tirarles del pelo sin recorrer más de 15 km - menos en un par de casos -. Pese a que verlos cada vez es más complicado, ya que el tiempo es un recurso escaso, la mayoría hacen esfuerzos por reunirnos, hablar, tomar algo y contarnos nuestras tonterías. Sin embargo, eso no hace que los eche menos de menos, y a veces sí que me apetecería verlos más. Reconozco que el 90% de veces es culpa mía, para qué engañarnos. Pero en algún caso, una ya se cansa de ir detrás. Ahora bien, quien se pique...

La familia bien, gracias. Los típicos roces, los abuelos que enferman... nada nuevo bajo el sol.

Y, por supuesto, nada sería lo mismo sin la persona que más ilumina mis días (con permiso del resto, que sois muy monos también) Aquella que lleva más de tres años a mi lado, aguantando mis constantes tonterías y sacándome sonrisas de debajo del colchón. Gracias.

A nivel personal ha sido un gran año, sí. Pero también ha sido un gran año a otros niveles, porque no podré olvidar cosas como el revuelo que supuso el estallido del 15-M entre todos los que teníamos ganas de concentrar nuestra indignación y lanzarla contra aquellos que la provocan. Para mí, el acontecimiento del año. Aunque no es el único, si es el que más impactó en mi alma idealista.

Esto sólo es un resumen, y como no quiero extenderme más, sólo diré que espero que 2012 sea, por lo menos, tan bueno como 2011. Sí, sé la que se nos viene encima. Pero encarémoslo de la forma más optimista posible y luchemos por ser felices. Nadie consigue lo que quiere sentado en un sofá quejándose.

Feliz año.