Posted by BL at 11:00
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- [...] La mirada nunca miente. Las palabras sí, en exceso; también los gestos; también lo que tus oídos escuchan son, muchas veces, falacias. ¡Ojalá el mundo estuviera habitado al completo por buenas y sinceras personas! Las hay, muchas, muchísimas... pero no son todas, ni mucho menos. Y la mejor arma de que dispones para lograr ser más listo que tu oponente en sus engaños es, sin duda, su mirada. A través de ella, Dios te dirá la verdad. Desoye sus palabras y escucha su mirada.
La mirada. Un viaje al corazón marroquí. Adolfo Moreno
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