El torno del Metro tampoco funciona hoy. Yo creo que mi cuerpo imanta tarjetas mientras atrae las corrientes - decidme que no soy la única a la que los tornos, cuando funcionan, le dan calambre -.
Las mañanas no me despiertan con café y una ducha fría, porque al levantarme no me pasa un alfiler por la boca del estómago y odio el agua fría. Me despiertan las microelectrocuciones de los tornos, cuando no me ha despertado antes la macroelectrocución de un orgasmo.
Pero hoy el torno no funciona, y antes de probar con el siguiente corro el peligro de quedarme dormida y no ir al trabajo en Metro, sino en sueño. Consigo llegar a intentarlo en el siguiente y despierto repentinamente con ese dolor en la mano que duele más que diez agujas clavándose - y sé de lo que hablo -.
¿Qué clase de electricidad estática acumulo cuando sueño? Y no hablo solo de cuando duermo.
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