Posted by Pekemusa at 17:41
Read our previous post
El humo inundó su boca, su tráquea y descendió a sus pulmones al tiempo que le provocaba cierto mareo, tranquilidad y una cierta sensación de euforia. El viento alborotaba su pelo tapándole los ojos y se llevaba el humo que expulsaba por la nariz de forma lenta, como si el tiempo se hubiera detenido. La noche había caído, y mientras la situación le hacía efecto, los cláxones de un atasco cercano eran lo único que podía oír, pues escuchar sólo escuchaba el susurro del sol que se ocultaba.A medida que pasaba el tiempo y las luces de la ciudad se encendían y brillaban como luciérnagas, los colores en su mente se revolucionaban, y como toda revolución tiene su baile, danzaban en su retina, intensos, cambiantes. La espera se hacía eterna como eterno quería ser el momento.
Pero todo se acaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario